Hoy quiero hablaros de Córdoba, mi ciudad natal. Córdoba es una maravilla donde las haya, por su grandioso pasado, por su cultura, sus monumentos, sus tradiciones y sus bellas mujeres.
Córdoba llegó a tener más de un millón de habitantes en el siglo X, era sin lugar a dudas la ciudad más avanzada de occidente y la cuna de la cultura y de la civilización de aquella época, una ciudad industrial y comercialmente muy avanzada para su época.
En Córdoba abundaban los artesanos que trabajaban el cuero y los que fabrican joyas sobre todo en plata, confeccionaban figuras con filigrana que aún hoy se fabrican de forma totalmente manual. La tradición joyera aún hoy perdura aunque es un sector que atraviesa una grave crisis motivada por la espectacular subida del oro que se ha duplicado en los últimos años, a pesar de ello este sector sigue siendo uno de los más importantes de la ciudad, sino el más importante.
Precisamente por estar anclado al pasado en muchos aspectos tiene un lado positivo y otro negativo, el primero es que aún se fabrica en muchos pequeños talleres de la ciudad con procedimientos tradicionales y artesanales que añaden valor a las piezas, la parte negativa es que el sector utiliza métodos de comercialización obsoletos y no está muy predispuestos a cambiar su infraestructura y modernizarse, no están utilizando las nuevas tecnologías como Internet para internacionalizarse y mejorar sus ventas al exterior, excepción hecha de un proyecto del que se está hablando ahora como es la creación de un MarketPlace de joyería cordobesa que si tiene éxito podría ser la clave del futuro del sector joyero cordobés.
Me he extendido demasiado en el tema de la joyería cordobesa ya que es un sector que me interesa especialmente y que conozco desde mi juventud, mi primer trabajo fue en un taller de platería y el segundo en un taller de engastado de piedras, posteriormente he sido comercial de joyería.
Pero de eso, con vuestro permiso hablaremos otro día.
